jueves, 26 de agosto de 2010

Detective 01

Una vez más el teléfono sonaba robándole el sueño, la tercera vez en lo que iba del mes. Bruno se levantó sobresaltado el primer timbrazo de su celular. Sabía lo que aquella llamada a tan tempranas horas significaba. Tomó el aparato intentando enfocar la pantalla, y el identificador le indicaba que sus sospechas eran ciertas. Intentó aclarar su garganta y su mente con un trago de agua. Por fin se dispuso a contestar.
-Bueno...
-Despierta Bruno te necesito en la calle en este instante, tenemos otro cadáver
La voz del otro lado de la línea parecía para Bruno tan distante, tan poco nítida. No sabía si era el aparato, la señal o su mente que se negaba a despertar, que no coordinaba aún lo que ocurría en el mundo exterior.
-¿Otra vez él?
-Parece que sí. Dirígete lo antes posible a la escena del crimen.
-¿En dónde dices que fue?
-Ah sí la dirección...
-Ok, voy en camino.
Colgó el teléfono, sentándose en la orilla de su cama, recargando los codos en las rodillas mientras se frotaba la cara con las manos. Le costaba trabajo moverse, los músculos de su cuerpo se sentían tan tensos, tan adoloridos. Al parecer, el estrés de los sucesos recientes lo estaba consumiendo. Hacían ya 3 semanas que les reportaron el primer asesinato, una mujer joven había sido estrangulada en su domicilio, por lo que describía la escena el responsable había entrado al domicilio durante la noche sin forzar las cerraduras y la había asesinado por sorpresa mientras dormía. El segundo homicidio había ocurrido la semana anterior, misma forma de operar del asesino. Mujer que se encontraba dormida y sola, estrangulada en su casa. Ninguna pista, ningún indicio de que alguien hubiera estado presente en el lugar. Era como si el asesino nunca hubiera estado ahí como si fuera sólo un fantasma.
Intentó levantarse un par de veces, hasta que lo logró al tercer intento. Dirigiéndose al cuarto de baño de su recamara. Se sujetó del lavamanos, mientras se observaba en el espejo. ¿Qué le sucedía? había dormido casi 8 horas. Pero no sentía como si hubiera descansado. No era la primera vez en este tiempo que tenía esta sensación. Se lavó la cara y se detuvo a observarse un poco más. Su cara no era la misma desde el primer homicidio. Parecía haber envejecido 2 o 3 años, su cabello parecía mas cano y su cara mostraba arrugas que hace unos días no estaban ahí. Incluso la cicatriz que tenía junto al ojo izquierdo, la cual se había hecho de niño jugando en su avalancha con su hermano, se camuflaba junto a las arrugas que le brotaron.
Siguió examinándose detenidamente, hace cuanto tiempo que no hacia nada de ejercicio, recordaba una reta de basketball con los compañeros de su oficina durante la carne asada para festejar el cumpleaños de uno de ellos hacía ya 3 meses. Parecía tan lejana esa fecha, los días habían transcurrido tan lento que había perdido la noción del tiempo. Pensó en que cuando todo esto terminara, tomaría unas largas vacaciones y después iniciaría una vida de deporte y buena alimentación.
Una vez más tomó agua, su boca se sentía tan seca y él tan cansado. Respiró profundamente y comenzó a vestirse, para salir al encuentro de lo que realmente no quería observar. Tomó las llaves de su vieja caribe y salió de su departamento.

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